La necesidad de reírnos es una condición natural de nuestra especie. Hay quienes se ríen por contagio, por mandato familiar, y quienes para lo cual la risa es un factor de poder; por o para pertenecer a un grupo de amigos o clase social.
¿Factores intelectuales? claro que hay diversidad entre los factores intelectuales que determinan la risa: la época, la edad, la formación cultural, la madurez, la inmadurez, etc.
¿El buen humor, se compra?, no, no se compra, pero sí se ejercita. El requisito es ser paciente, y saber escuchar a quien lo requiera. De esta posición surge naturalmente el buen humor, la predisposición de compartir un momento, y si hay algo fácil y barato, que está al alcance de todos, es el buen humor, y su hija natural; la risa.
¿Me puedo reír de todo?, no, reírse de todo es un arma de doble filo, la risa debe tener un límite, por una cuestión de educación y de buen gusto. Quienes rían de las malas palabras, de chistes groseros, de bromas donde alguien sea "el centro de la burla", es de mala educación. Reírse "a costillas de alguien", no hace más que causar daño a una persona, y entonces el buen humor y la risa quedarían carecientes de toda sociabilidad.
¿El buen humor como arma de seducción? A la hora de seducir, el buen humor debe ser manejado con delicadeza, con altura, y tomando la debida distancia. Y en esto hay que ser muy puntual; una broma, por pequeña que esta sea, o una risa desubicada puede arruinar no solo una conquista, sino también una velada.
¿Existe la negación de la risa? sí, hay quienes se niegan a la risa por temor a quedar expuestos, a mostrar debilidad, y verse como alguien franqueable a quien se la pueda manipular, aunque el hecho de no reírse, ya nos anticipa que algo anda mal.
riverocopernico@yahoo.com.ar
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